Nos gusta siempre hablar de los clientes. De los buenos clientes. Ya amigos. Pocos clientes tan especiales. Especial por su gusto, por su humanismo, por su mirada esteta en este mundo anquilosado en lo común, en las modas, en la impersonalidad, en lo mundano. Trabajar al al limón con él ha sido todo un placer. Una mirada discente, atenta, a un silente modo de ejercer la decoración. No hay decoración sin cultura, sin viajes, sin lecturas, sin personalidad, sin esfuerzo mutuo. Lo demás todo llegó sólo: una estructuración del espacio en dos ambientes: privado y público –o menos privado- separados por la zona de ¿cocina? que hace la función de articulación entre ambas espacios: estar + ¿cocina? + dormitorios. Mil detalles resueltos día a día, juego de materiales –acero bruto, madera reciclada, baldosa hidráulica-, prueba y error, prueba y error, prueba y acierto. Nuestro equipo de operarios atentos siempre a las soluciones técnicas y decorativas. El resultado: portada en la revista AD. Las imágenes hablan por sí solas.